Hoy como de costumbre me despierto pensándote, imaginándote,
queriéndote… Una vez más me toca decir todas las cosas bonitas que pienso,
decir que en este juego no ha perdido nadie, esto ha sido una doble victoria
por parte de los dos. No me entraría en una simple carta todo lo que tengo que
decirte, así que lo resumiré brevemente. Gracias por todos los momentos
vividos, que las promesas que un día hicimos se van a cumplir porque recuerdo
todas y cada una de ellas, que el tiempo es cruel y las situaciones difíciles pero
juntos podemos. Porque todo merece la pena si es contigo, que me pasaría los
años recorriendo mis labios por los tuyos, acariciándote una y otra vez y jamás
dejaría que nadie te hiciera daño. Lo que sé es que nunca nadie había
conseguido despertar tantas cosas dentro de mi como tú lo has conseguido. Yo no
sabía que el amor fuera tan maravilloso sobre todo cuando es reciproco, pero ya
veo que sí. Es todo tan genial que tengo miedo, tengo miedo de perderte, de que
esto se vuelva como una historia más, una historia que termina como cualquier
otra, simplemente tengo miedo de perderte.
Bésame, bésame si me estoy equivocando contigo, dime que no
tengo razón, dime que no sientes lo mismo que yo. No sé por qué, pero sé que
esta vez será distinta a todas las anteriores. Nos lo jugamos todo a cara o
cruz, a un brindis en la eternidad, brindamos por el camino que nos quedaba por
delante, un camino conjunto y ahora sé que yo no soy sin ti y tú no eres sin
mi. Ahora lo único que quiero es despertar contigo todas las mañanas,
susurrarte al oído que no es que no quiera estar contigo, es que no me imagino
una vida sin ti. Maldito el día en que probé tus labios, porque ahora ya no
puedo dejar esta adicción. Porque yo ya no soy capaz de tenerte cerca y no
desear besarte…
Término de leer la carta y entonces despertó. Se dio cuenta
que todo había sido un bonito sueño, algo utópico. Pero sin embargo se dio cuenta
que lo que había leído era todo lo que realmente quería.