El hilo rojo del destino.

Se cruzaron y se miraron, pero cada uno iba con su pareja, sin embargo nada impidió las sonrisas mutuas y las miradas sinceras.
No se conocían de nada, eran simplemente dos extraños, cada uno de ellos con su vida, pensaban que en su vida ya estaba la persona perfecta para acompañarles el resto de la vida, pero no.
Con el paso del tiempo, esas dos personas se volvieron a encontrar, volvieron a intercambiar miradas y sonrisas, pero de nuevo ahí se quedó todo.
Tras varios años esas dos personas hablaron por fin, las horas pasaban sin darse cuenta de la noción del tiempo, toda la conversación se basó en miles de preguntas, el uno estaba interesado en el otro, necesitaban saberlo todo de ellos, necesitaban conocerse, se necesitaban simplemente.
Llegó la hora de la despedida, parecía que todo se quedó en esa conversación hasta que uno de ellos se digno a decir: ¿Te gustaría que volviéramos a quedar?, y la respuesta fue un sí.
Con el paso del tiempo esas dos personas acabaron juntas, se amaron de por vida, lo tuvieron todo juntos, amor, pasión, deseo, lujuria, felicidad, sonrisas... lo tenían todo.
Al fin y al cabo, todo pasa por algo y en esta ocasión el hilo rojo del destino volvió a hacer su trabajo, junto a dos personas que estaban destinadas a estar juntas.