domingo, 27 de septiembre de 2015

Detrás del espejo.


Primera vez, primera impresión, todo se volvía de otro color cuando todo paso, todo cambiaba, todo cambio, un giro de 180º  algo cambió.

Se llamaba esconderse tras una superficie, esconderse para observar, una forma inocente de pensar, una forma de ilusionarse. Todo empezó con una simple mirada, una mirada cautivadora, una mirada que observa todo lo que pasa a tu alrededor. Sí, de una manera o de otra, se activó un mecanismo, se activó algo que no se puede controlar, se activó un sentimiento, se manifestó un dolor intenso, casi ardiente, me ardía, me ardía el interior con solo pensarlo, se me aceleraba el corazón. Al igual que ahora, un latido intenso, un latido que nunca antes me había pasado. Ya no sabía si reír, llorar, no sabía cómo expresar todo lo que me estaba pasando. Y todo comenzó con una mirada, un cruce de miradas, pude observar su interior cada vez que me miraba, pude ver todo lo que sentía, pude verlo todo a través del espejo, ese espejo en el que siempre cruzábamos las miradas.

Sí, cada mirada se manifestaba en un espejo, fue una mirada inocente, una mirada con miedo a no atreverse a mirarle cara a cara, mirarle a los ojos directamente, por eso cada miraba se escondía detrás de un espejo. Aun así, existía el cruce de miradas en los espejos, si uno miraba el otro también, era una conexión, sabía que en cualquier momento miraría al espejo. Los ojos son la puerta hacia el alma, y yo a través de esos ojos observaba su interior, pero no tenía una cosa clara, me miraba por casualidad o fue algo que el destino tenía preparado para mí. Es algo que no sabré nunca, bueno quizás alguna vez se resuelva esa gran duda que existe en mí, esa duda de si cuando me miraba sentía lo mismo que yo.  

Poco a poco las miradas se volvían más intensas, incluso surgían sonrisas, sonrisas inocentes, ingenuas, sonrisas que me llenaban plenamente por dentro.  Pero seguían siendo miradas en el espejo, miradas con cariño, puede ser pero no lose con total seguridad, lo que si se claramente es que mi corazón se aceleraba cada vez que pasaba. Me encantaría tener una espejo de por vida, un espejo que me siga, un espejo donde poder ver su mirada cada vez que lo necesita, porque esa mirada me producía mucho bien, producía felicidad en mi interior.

De momento quiero hablar de ilusión, una ilusión que aumenta por momentos, una ilusión que nunca antes había sentido, creo que era todo lo que necesitaba, pero todavía faltaba lo mejor, una conversación una conversación donde se pudiera explicar todo, todo lo que sentía, todo lo que me hacía sentir, y tal vez me equivoque pero algo bonito puede surgir.                                                          En estos momentos es cuando más se acelera mi corazón, son momentos en los que dejo mi alma y mis sentimientos al desnudo y lo dejo plasmado en una simple entrada de blog, una entrada que puede servir para mucho si se piensa bien.

Señores y señoras, os estoy hablando de un sentimiento que todo el mundo ha experimentado alguna vez, y sí, esta es la primera vez que yo tengo ese sentimiento, ese sentimiento de amor, ese sentimiento que me atormenta por las noches al no tener respuestas a numerosas preguntas. Mientras tanto, mientras espero las respuestas seguiré observando desde detrás del espejo, un espejo en el que veo su mirada, una mirada que me hace feliz. Curiosamente ahora mismo un espejo me hace feliz, un espejo donde puedo observar, un espejo donde existen números cruces de miradas, en estos momentos me doy cuenta más que nunca de lo poco que se necesita para ser feliz, porque ahora en estos momentos soy feliz, con mis más y mis menos, pero soy feliz y afortunado de poder experimentar ese gran sentimiento que existe en mi interior. Sin saber el final que puede tener, no se si bueno o malo, me quedo con la experiencia.

PD: El destino existe y nos tiene preparado algo muy grande para cada uno de nosotros, algo especial, algo que procede de una simple casualidad.

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